¿Quiénes usan bidet y por qué?

¿Quiénes usan bidet y por qué?

Cada vez más personas en Chile y el mundo están dejando atrás el papel higiénico para pasarse al bidet. ¿Por qué? Porque se trata de una forma más higiénica, más cómoda y más amable con el planeta de limpiarse después de ir al baño. Ya no es un lujo de hoteles en Europa ni una costumbre extraña. Hoy, el bidet es una herramienta práctica que se adapta a la vida diaria de distintos tipos de personas y estilos de vida.

El perfil del usuario de bidet ha cambiado mucho. Ya no son solo personas mayores o quienes tienen condiciones médicas que requieren más cuidado. Hoy lo usan desde jóvenes solteros hasta familias con hijos, desde fanáticos de la sustentabilidad hasta mujeres embarazadas que buscan una limpieza más suave y cómoda. También es una solución elegida por personas con piel sensible, que sufren de irritación o que simplemente se cansaron del papel.

Hay quienes se convencen por razones de salud, quienes lo hacen por el ahorro, y quienes se enamoran de la sensación de limpieza total. Como dijo un usuario de Culify:

“Una maravilla. Nos gustó tanto que compramos otro para regalárselo a mis suegros, pero en realidad es para nosotros cuando vayamos a visitarlos”.

Este testimonio resume lo que muchos piensan después de usar un bidet por primera vez: no hay vuelta atrás. Porque el cambio no es solo físico, también es mental. Una vez que se prueba, la lógica del agua reemplaza al papel de forma tan natural que cuesta entender por qué no se usaba antes.

En términos prácticos, el bidet se ha vuelto parte del día a día de quienes priorizan la higiene. Personas con hemorroides o fisuras anales lo usan para evitar el roce y acelerar la recuperación. Mujeres en su periodo menstrual lo usan para sentirse más frescas sin depender del papel. Padres lo instalan para que sus hijos aprendan desde pequeños a tener mejores hábitos de limpieza. Parejas jóvenes lo compran como parte de un cambio de estilo de vida más limpio, más cómodo y más sustentable.

Además, no hay que olvidar el factor económico. Aunque al principio parece un gasto, en pocos meses el bidet se paga solo con el ahorro en papel. Y si se suma el impacto ecológico —menos árboles talados, menos contaminación y energía usada en la producción de papel— se vuelve una decisión que también tiene sentido para el planeta.

Entonces, ¿quién usa bidet?

Lo usan los que valoran sentirse realmente limpios.

Lo usan los que quieren cuidar su salud íntima.

Lo usan los que piensan en el futuro del planeta.

Y lo usan también los que simplemente se dieron cuenta de que el papel los estaba cagando.

El bidet dejó de ser una rareza. Hoy es una elección consciente, cómoda y cada vez más común. Da igual si vives en un departamento chico o en una casa grande: si tienes un WC, puedes tener un bidet. Y una vez que lo pruebas, como dicen muchos usuarios, no hay vuelta atrás.

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