
¿Por qué en Argentina todos usan bidet?
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Argentina es uno de los países donde el bidet forma parte natural del baño. Su uso está tan extendido que muchas personas no imaginan vivir sin uno. Esto se debe a una mezcla de herencia europea, costumbres culturales profundamente arraigadas y normas de construcción que lo instalaron como un estándar doméstico durante décadas.
Una herencia europea que se volvió local
El bidet llegó a Argentina a principios del siglo XX junto con la inmigración europea, especialmente de Italia, Francia y España. En esos países, el bidet ya era un elemento habitual en los hogares, valorado tanto por su funcionalidad como por razones de higiene. Esta costumbre se trasladó fácilmente a la vida argentina, donde fue adoptada por buena parte de la población.
Parte del diseño de baño tradicional
Durante muchos años, la construcción de viviendas en Argentina incorporó el bidet como parte del baño principal. Era común que el WC, el lavamanos y el bidet compartieran espacio en prácticamente todos los hogares. Incluso hoy, muchos edificios nuevos continúan incluyéndolo, aunque su presencia se ha reducido un poco por temas de espacio en departamentos más pequeños.
Un hábito cultural profundamente arraigado
A diferencia de otros países donde el bidet se considera un lujo, en Argentina es visto como algo básico. Desde niños, se aprende a usarlo como parte de la rutina de higiene diaria. Su uso no solo está relacionado con ir al baño: también se emplea para la higiene durante la menstruación, el posparto, para refrescarse en días calurosos, o simplemente para sentirse más limpio durante el día.
Higiene como prioridad
Para la mayoría de los argentinos, el bidet es una herramienta fundamental para sentirse realmente limpio. Limpiarse solo con papel higiénico es visto como algo incompleto o incluso antihigiénico. Por eso, cuando personas de otros países viajan a Argentina, muchas veces se sorprenden de ver bidets en hoteles, casas y hasta en baños públicos de mayor categoría.
¿Y en otros países?
En América Latina, el uso del bidet es mucho menos común. Chile, por ejemplo, vivió una tendencia completamente opuesta: el bidet tradicional prácticamente desapareció con las nuevas construcciones. Sin embargo, en los últimos años, el uso de bidets modernos como los accesorios bidet se ha ido popularizando nuevamente por razones de higiene, sustentabilidad y ahorro.
Una costumbre que puede inspirar a otros
El caso de Argentina muestra cómo una herramienta simple puede cambiar los estándares de higiene de toda una sociedad. El bidet no es solo una rareza extranjera, sino una alternativa real que muchas personas en el mundo están redescubriendo. En lugar de depender del papel, el agua ofrece una limpieza más profunda, más suave con la piel y mejor para el medio ambiente.